Tienes tu parte en la felicidad
aún en medio de un mundo en bancarrota.
Te enfureces, te afliges y apartas el diario
mas con esto no alivias el total desamparo
de millones de seres a los que se ha vedado el derecho a existir.
La única tierra que han de tener es una sucia fosa.
Tu tomaste partido por la vida
que se les niega a los desheredados.
Comprendo que te hiera este dolor pero no llores: canta.
Tu mejor testimonio es una voz al aire y no el gran ruido
que no permite hablar y que al final impide
pensar también en lo que esta ocurriendo.
Hasta la más sencilla canción enamorada
se ha vuelto rebeldía que el más cuitado entiende
y puede hacerla suya tal si fuera un tesoro
de emoción y esperanza
que puede repetirse como un himno
y que salta los muros de las cárceles
que está en la selva y entre los cascotes
de un pueblo bombardeado.
La voz y la palabra pueden con el gran ruido que quiere anonadarte.
En tiempos de ignominia como ahora
a escala planetaria y cuando la crueldad
se extiende por doquier fría y robotizada
aún queda mucha buena gente en este mundo
que escucha una canción o lee un poema:
ellos saben muy bien que la Patria de todos
es el canto, la voz y la palabra; única Patria
que no pueden robarnos ni aún poniéndonos
de espalda contra un muro
y deshaciéndonos en mil pedazos.
Por eso digo una vez más: que nadie piense y grite:
no puedo más y aquí me quedo. Mejor mirarles
a la cara y decir alto: tiren hijos de perra
somos millones y el planeta no es vuestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario