Un rey viejo, loco, ciego, despreciado y moribundo;
Los príncipes, la escoria de su aburrida raza, fluyen
A través del desprecio público – son fango de un manantial fangoso;
Aquellos que gobiernan ni ven ni sienten ni saben nada,
Pero se aferran como sanguijuelas a su país derruido
Hasta que caen llenos de sangre, sin golpe alguno.
Un pueblo muerto de hambre y apuñalado en un campo que no ha sido cultivado;
Un ejército, que para los que abusan y destruyen la libertad,
Es una espada de doble filo para todos los que la empuñan;
Hay reglas de oro y leyes de sangre que provocan y producen muerte;
Religión sin Cristo, sin Dios – un libro sellado;
Un senado, el peor decreto del Tiempo, jamás revocado –
Son tumbas de las cuales un glorioso Fantasma puede
Desatarse, para iluminar nuestros tempestuosos días.
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