Las manos me las regaló mi padre
él las guardó para mí
cuando perdió las suyas
yo no conozco del mundo más que estas manos
amanecen y se duermen conmigo
como avispa
latiendo punzado
con ellas he golpeado zurdos y ebrios
he tocado mujeres piedras y llanuras
con la suavidad de la llama
o de la espuma
me gusta saber que son mías
cuando bailan en la oscuridad y me encuentran
sin perderse del todo
siempre regresan
ellas nunca sacan cuenta de los días
no cuantifican nada
en sus dedos no hay matemáticas ni estadística
he perdido las uñas escapando por murallas
pero vuelven a brotar
he perdido la piel que cubre sus nudillos
y aquí están todos
cubiertos nuevamente
como la lluvia cubre los desiertos
de flores amarillas
que parece fuera el color de la esperanza
y la locura
No hay comentarios:
Publicar un comentario