Tan sólo un par de siglos de estar pegados por la cadera
De rodar, hacernos cosquillas y hacer el amor
a la sombra del monte Olimpo
Bastó que Zeus despertara de malas
que se diera cuenta de cuanto nos envidiaba
para que con su hacha nos dividiera en
hombres y mujeres, incompletos e insatisfechos
Pero a veces, sólo a veces
con esa persona que es como la
lluvia que cala los huesos a la salida de un cine
parece que por un breve instante recuperamos
la unidad perdida del Hermafrodita
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